Ciclismo con seguridad
En verano, el clima se presta para paseos en bicicleta. Antes de partir, es aconsejable hacer balance de su equipamiento por razones obvias de seguridad.
Para circular con seguridad, el ciclista debe disponer de una bicicleta en buen estado, bien equipada para ser visible dentro y fuera de la ciudad, de día y de noche.
En cuanto a la iluminación, la bicicleta debe incluir reflectores (dispositivos reflectantes): rojos en la parte trasera, naranjas en los pedales y en ambas ruedas, que deben ser visibles lateralmente. Por la noche, o cuando la visibilidad es demasiado baja, una bicicleta también debe tener una luz trasera roja, además de una luz blanca o amarilla.
Para que el ciclista pueda señalar su presencia, la bicicleta también deberá estar equipada con un sistema de señalización sonora (timbre, alarma, timbre) audible a una distancia mínima de 50 metros, así como con frenos en cada una de las dos ruedas. La ausencia de uno de estos equipos obligatorios constituye un billete de primera clase sujeto a una multa fija de 11 euros, más 33 euros si se paga más allá de los 30 días.
Para viajar fuera de la ciudad de noche, o durante el día cuando la visibilidad es insuficiente, todos los conductores y pasajeros de una bicicleta deben llevar un chaleco retrorreflectante certificado. El incumplimiento de esta obligación se castiga con una multa que oscila entre los 22 euros y los 75 euros.
Para los más pequeños, desde marzo de 2017, el casco es obligatorio en las bicicletas para niños menores de 12 años, aunque sean sólo "pasajeros". En su defecto, los adultos que los transporten o acompañen incurrirán en una multa fija de 135 euros.